domingo, 9 de julio de 2017

Orden Caballeros de San Ignacio de Loyola. Tres hombres, tres historias.


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VETERANOS DE LA FRONTERA


Esta semana los medios de prensa del mundo han recordado y hablado de tres hombres. Los tres vinieron de diferentes continentes, profesiones e intereses divergentes. 

Sobre el primero, el liderazgo mundial se reunió en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo alrededor de su ataúd para rendir homenaje a quien en vida fuera el canciller alemán más relevante de la posguerra, Helmut Kohl.

S.E.CAB D GEORGE CHAYA OCSSPSIL.



Kohl recibió un tributo excepcional, como pocos líderes europeos en el pasado; fue despedido como un gran hombre y como el canciller que sirvió a su país, a su continente y a la comunidad internacional, y lo hizo en uno de los momentos más críticos de la historia de la posguerra al ser artífice de la unificación de su país cuando el muro de la ignominia fue derrumbado en Berlín y la hegemonía de la ex Unión Soviética desapareció de Alemania. Kohl logró la reunificación de Alemania sin disparar una bala ni derramar una gota de sangre. Ese evento fue suficiente para que el hombre entrara en la historia. 

Sin embargo, lo que Helmut Kohl hizo fue mucho más allá. Él colocó la unidad alemana al servicio de la cohesión europea y fortaleció las relaciones transatlánticas, algo que en el presente infortunadamente ha cambiado. Kohl fue un gran alemán y un gran europeo que consiguió convencer a Europa de que una Alemania unificada no volvería a la política de agresión y beligerancia; sobre todo, convenció a los alemanes de que un país unificado era posible abandonando el comunismo soviético. Así, abrió la puerta al progreso y la modernidad de la Alemania unificada. Todos los alemanes pueden decir: "Kohl estuvo allí" y dejó su marca en la unificación de Alemania al llevar al país a la prosperidad económica y librar a los alemanes del este de años de frustración comunista. 


El segundo hombre a quien el mundo ha recordado estos días es Steve Jobs, el presidente y CEO de Apple fallecido en 2011, el hombre al que el mundo debe agradecer su revolucionario teléfono móvil con conexión a internet. Con la creación del iPhone, Jobs cambió para siempre la vida de cientos de millones de personas en todo el mundo. 

Steve Jobs dejó su huella en nuestros días y será recordado por la historia. Con su pequeño dispositivo de bolsillo modificó la relación de las personas con el mundo en términos de comunicación, fotografía, negocios y entretenimiento, así como con el inmenso intercambio de información que facilita el acceso al conocimiento para las generaciones presentes y futuras. 

Jobs también cambió la vida de los periodistas. Hizo de cada dispositivo un soporte que tiene el periodista para tomar imágenes, hacer comentarios y transmitir en línea cualquier evento mundial. Quienes hacemos periodismo y escribimos tuvimos la posibilidad de cambiar nuestras vidas, metas y estilos de trabajo con el aporte de Jobs a la tecnología. 

Steve Jobs fue un guerrero feroz y obsesivo en su lucha tecnológica tanto como en la competencia y el progreso. Él debe ser recordado con gratitud y orgullo por la historia de la humanidad. 

Así como los alemanes pueden hablar con orgullo de Helmut Kohl, todos nosotros podemos decir con satisfacción: "Steve Jobs estuvo aquí". Y nos legó conocimiento, progreso y modernidad. 


Sobre el tercer hombre del que hemos escuchado la pasada semana, su historia oscura difiere rotundamente de las dos anteriores. 

El mundo se acordó que también pasó por él un hombre llamado Abu Bakr al-Baghdadi, pero su presencia en la Tierra será recordada solamente por los crímenes brutales y la barbarie de las acciones por las que humanidad pagó un alto precio. Se puede decir que ese hombre encarnó por casi tres años lo peor de la especie humana; Al-Baghdadi ha dejado a su paso un río de sangre, de huérfanos y viudas, y un mar de exiliados y refugiados. 

Hay una gran distancia entre el camino que recorrió en este mundo Steve Jobs, de padre sirio, que llevó a Apple a distintos e importantes logros en favor de la humanidad y el camino tomado por Al-Baghdadi, quien a través de sus asesinos de ISIS pretendió llevar a esa misma humanidad a la era de las cavernas. 

Tanto Kohl como Jobs buscaron mejorar las condiciones de vida y el progreso, mientras que Al-Baghdadi se inclinó por generar muerte y destrucción sirviéndose de los logros de Jobs para trasmitir imágenes de masacres, de terroristas suicidas explotándose o para gestionar las comunicaciones con células terroristas a las que se les asignaban ataques contra ciudadanos inocentes en distintas ciudades del mundo. 

Los ciudadanos de buena voluntad pueden preguntarse: ¿Cuál es la diferencia entre la despedida mundial de Kohl y los mapas rasgados por miles de muertos en el Oriente Medio? ¿Hasta qué punto es la distancia entre los sueños de Apple y las prácticas de ISIS? 

La respuesta es amplia, pero puede sintetizarse en las imágenes horribles que los dictadores y los regímenes del Oriente Medio nos muestran a diario en Irak, Siria y más allá. Como sea, lo cierto y recurrente es que la misma Siria, cuya dinastía dictatorial y represiva hizo que el padre de Steve Jobs escapara a la libertad hace muchos años y el Irak desmembrado bajo la expansión del régimen de los mullah iraníes tampoco podrán negar: "Al-Baghdadi también estuvo allí".


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